Pumas

En Nanchital en la casa de un amigo que vivía cerca de Caballo’s fue la primera vez que mis Pumas me hicieron llorar de felicidad con el Tucazo en la final del 90-91, aunque ya había comenzado mi pasión por los Pumas desde la época super goleadora de Hugo y Cabinho -cuando no había liguilla y se premiaba al equipo que era el mejor- no la basura actual de LigaMx con dos torneos por año donde el octavo lugar puede ser campeón y donde no hay descensos.

Aparte del amor a mi familia, pocas son las ocasiones que amo incondicionalmente, ciertamente mi relación con los Pumas tiene al menos 40 años, los Pumas han estado en mi vida más tiempo que mi hermano, mi esposa o mis hijos y a pesar que tengo un sempiterno hueco/fuego en el estómago que me ha dejado cada una de las derrotas de mis Pumas -sobre todo contra el América- no veo forma de controlar este sentimiento irracional cuando perdemos o esa inmensa alegría cuando ganamos.

La relación que el fan tiene con su club de futbol es complicadísima, los jugadores, entrenadores y directivos son pasajeros, los fans somos perpetuos, y no cambiamos de piel sin importar lo que pase, tengo sangre azul y piel dorada y así seguiré, ¿terquedad? ¿masoquismo? ¿estupidez? En el mejor de los casos amor turbado…

Cuando vamos a una taquería y nos encontramos un vello púbico o vemos que el sudor del taquero cae sobre el comal donde están las tripitas al hervor, lo sensato y entendible es que no regresemos a comer ahí, además le decimos a nuestros familiares y amigos que no vayan a ese lugar, sin embargo, como aficionados -especialmente de los Pumas- regresamos una y otra vez de forma incomprensible cada fin de semana con la esperanza de comernos ese plato…y tratamos de convencer a otros que es la mejor opción ¿Por qué?

Mi papá es la persona que conozco que sabe más de futbol, pero no le va a ningún club, él apoya y disfruta el futbol como tal, admiro su fortaleza para no caer en pasiones futboleras, si bien en su infancia le iba al América, pudo reconocer a tiempo que ese sendero no era honorable y afortunadamente no me lo heredó, desgraciadamente contaminó a mi abuelita y a mi tío, que son Águilas.

Recuerdo esas tardes calurosas en Nanchital sin aire acondicionado o ventilador cuando mi abuelito que era un Chiva mayor veía el clásico con mi abuelita y las enojadas que se daba mi viejito cuando mi Abue celebraba los goles del América al mismo tiempo que movía su abanico perfumado (misteriosamente esos goles americanistas siempre son en los últimos 10 minutos y con dudosas decisiones arbitrales) y siempre cantados molesta y exageradamente por el perro Bermúdez.

El año 2004 es muy especial para mí, no únicamente porque mi vida cambió para bien, sino también -o quizás debido a que- asistí a la final contra Chivas que se decidió en penales en CU en la inolvidable compañía de:
Mi esposa: No le gusta el fut, pero odió intensamente a las chivas durante el partido,
Mi hermano y primos: Que son Pumas de corazón, y
Mi tío: Americanista de hueso colorado que quizás quería ver perder a las chivas.

Discúlpenme, pero estar en ese estadio lleno y ver a tu equipo coronarse después de esperar 13 años en la mediocridad de media-tabla, es una experiencia inmemorial, el equipo que unos meses después fue el primero en ser campeón en clausura y apertura del futbol mexicano, algo que no se ha repetido mucho.
A ese equipo lo olí y escuché de cerca, conservo y veo todos los días mi playera que me puse en la final -con la quemada de cigarro en el pecho cuando mi primo me abrazó de felicidad- y ahora también mi hijo usa la playera que mi esposa tenía puesta en esa final,que es la misma con la que se coronaron ese día.

La generación gloriosa del 2004 de España, Bernal, Beltrán, Del Olmo, Leandro, Parejita López y Fonseca que con un golazo de Castro de tres dedos le suministró un cambiazo a la cara del mismo Cambiasso, Beckham, Zidane, Ronaldo, Figo, Roberto Carlos y Raúl, derrotando a los galácticos del Real Madrid en su casa y arrebatándoles el trofeo Santiago Bernabéu.

Los Pumas están más allá del bien y del mal, el ambiente en un partido de Pumas con la porra es otra cosa, hay que vivirlo tanto de local o visitante: los cantos, y frases cotorras con acento super chilango en el estadio son insuperables, algunas que recuerdo aquí:

Puebla vs Pumas: 
Hacia el Pony Ruiz… Pony…Pony… (silencio de un par de segundos para que nos mirara) …tu mamá cogió con Nelson Ned! 
Hacia la afición camotera, era la época de la huelga de la Universidad, la porra del Puebla gritaba: ¡Huevones! ¡Huevones!, la respuesta de la porra Plus inventada y coordinada corriendo la voz al instante: ‘No somos huevones…tienen las manos chiquitas…’ en este partido mi mejor cuate -pipope- estuvo conmigo y con la porra de los Pumas usando su playera de la franja: obvio la chamarra siempre estuvo puesta, un camotero intimidado en su propio estadio...

Pumas vs América: Un aficionado del América caminando por los pasillos -y que por su complexión obviamente muy adepto a los huaraches y tortas que venden afuera del estadio- traía una playera del América con logotipo de Superman, la frase de la porra plus:
¡Ese del América! Superman! Superman! … (silencio de un par de segundos para que volteara) Supermanteca cabrón!…

La playera auriazul es parte de mi identidad: me identifico con ellos por lo que representan: la juventud, el talento, oportunidades a los que vienen de abajo, la cantera, educación gratis, filosofía, disidencia, rebeldía, rock, clase media-baja, pobreza, el eterno perdedor que de vez en cuando sale adelante: México.

En la actualidad todo es negocio, así que mi sueño febril cada vez esta más lejano, en mi preciada quimera, la playera de los Pumas recupera su dignidad y se encuentra libre de publicidad, brilla en la cancha como se debe: el escudo grande, con los colores azul y dorado, como antes, simple y elegante: prosopopéyica.

Una de las cosas que más deseo en el mundo es poderme juntar a ver un partido de los pumas con todos los hombres de mi familia, vivir esa experiencia primitiva y tribal -en Nanchital o mejor aún en CU- Todos juntos de nuevo: Mi hermano, primos, sobrinos, tíos, mi hijo, y mi papá -intentar convencer a mi ruco que la afiliación a un equipo es normal y que no hay mejor equipo y afición que los Pumas de la UNAM-

Mis hijos son Pumas, no hubo otra opción -no tuvieron oportunidad de escoger- me siento en paz y al mismo tiempo eufórico y satisfecho por ello, es una conexión adicional con ellos, es algo intangible y eterno que pueden decirles a sus hijos que han heredado de mí y que espero mis nietos lo sigan pasando de generación en generación…

Mi esposa, mi hija, mi hijo y yo hemos hecho una promesa: cuando yo haya fallecido, ellos tomarán una parte de mis cenizas y las esparcirán en el estadio de los Pumas, por lo tanto, ese día estaremos juntos en CU, en una final y compartiremos juntos la experiencia del himno universitario, la goya y su cachún ra ra y por supuesto el grito ‘México, Pumas, ¡Universidad! 

Ellos me ayudarán a cumplir mi frustrada ilusión infantil y estaré en esa cancha, al fin haciendo mi debut y permaneceré ahí por los siglos de los siglos...

Hasta pronto
Nanche Curtido

Cabinho y Hugo

Pumas Campeón 90-91

Pumas Campeón 2004

Comentarios

  1. Falto yo en tu redacción eh! Tmb soy puma desde la cuna! Y me casé con Americanista jajaj así que imagínate las que se arman en casa!!! Y Schedar me llevó a un juego con la rebel de los Pumas, me se el “oyoyoyo” “el sábado dejo todo” y por su puesto el himno!

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    1. Eres un rockstar Marbeth! Trata de convencer al americanista para que vea la luz :), te prometo que iremos al estadio juntos todos :)

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