Topos

Crecer en Nanchital, donde el aire pesa tanto como los sueños sin cumplir, me ha servido para reflexionar sobre esta historia de similitudes entre pasajes militarizados y los callejones de mi pueblo donde te pueden agarrar a madrazos sin justificación, ambos lugares donde la hombría se mide con regla de hierro.

Educar a los topos (2016) Guillermo Fadanelli

Nos entrega una radiografía desencantada de la adolescencia mexicana en los años setenta, envuelta en esa ironía mordaz que caracteriza al autor. La novela autobiográfica recorre los pasillos de una escuela militar donde el protagonista es confinado por decreto paterno, transformando el internado en una alegoría perfecta de la sociedad autoritaria mexicana.

El título mismo funciona como metáfora: educar a los topos sugiere la futilidad de enseñar a quienes viven en la oscuridad, ciegos ante la luz del entendimiento. Fadanelli construye un relato que oscila entre la confesión íntima y la sátira social, donde la disciplina se revela como un teatro del absurdo y con amargura elegante, como buen discípulo invisible de la tradición humorística mexicana, nos la deja Irineo en seco —sin saliva, prostatectomía, pero sin anestesia. 

El narrador adolescente observa con ojos de entomólogo la fauna humana que lo rodea —instructores megalómanos, compañeros domesticados, autoridades ridículas— construyendo un bestiario donde lo patético se vuelve entrañable.

La estructura del libro alterna entre la vida en el internado y los recuerdos familiares, creando un contrapunto que subraya la universalidad del tema: el paso doloroso de la inocencia a la experiencia, alcanzando el retrato de la autoridad paterna y militar como fuerzas gemelas de una misma impotencia. El padre que envía al hijo al exilio institucional y los oficiales que pretenden forjar hombres de hierro son, en el fondo, topos educando topos en un ciclo interminable de ceguera.

En lugar de crecer, el protagonista aprende a resistir el crecimiento impuesto. Fadanelli logra que riamos de lo que duele, convirtiendo la nostalgia en una navaja de doble filo que corta tanto hacia el pasado como hacia el presente.

La novela nos muestra lo absurdo de esta masculinidad que a pesar del infinito amor a nuestros hijos y sin querer —a veces creyendo firmemente que es lo correcto— heredamos como quien hereda una maldición, pasándola de padre a hijo, atrapados en la quimera que estamos preparando a nuestros hijos a ser hombres.

Hasta pronto
nanche curtido

Topo nariz de estrella

Toxic masculinity

Dolor


Comentarios

  1. Excelente, feliz día del padre estimado Ian

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  2. Ramón Olán Ruízdomingo, junio 15, 2025

    Gracias hijo por compartir tus conocimientos a través de tus acertados comentarios. Te amo

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  3. Excelente como siempre en todo lo que haces, saludos

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  4. Feliz día del padre Contralor

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    Respuestas
    1. LOL, desde el 2004 que no me llaman de esa forma, saludos Anónimo

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